
Eduardo Llop, de 35 años. SANTIAGO MILLÁN.

El chef Eduardo Llop en su cocina, de paredes blancas deslumbrantes, luces potentes, rótulos de colores y acero inoxidable. SANTIAGO MILLÁN.

El menú del día anotado en los azulejos en la pared. SANTIAGO MILLÁN.

Miguel Arauzo, ayudante de cocina, inaugura el ritual con el mise en place, la preparación previa de todos los ingredientes y utensilios antes de cocinar. SANTIAGO MILLÁN.

Eduardo consultando el portátil para coordinar las mesas, revisar las reservas y atender las peticiones especiales. SANTIAGO MILLÁN.

Los cuchillos de los chefs de Les Amis. SANTIAGO MILLÁN.

El «cebollino» personal de Eduardo Llop troceará el corte de solomillo. SANTIAGO MILLÁN.

Pedazo de solomillo crudo para la preparación del solomillo Rossini. SANTIAGO MILLÁN.

Eduardo salpimentando las carnes. SANTIAGO MILLÁN.

Las sartenes, ollas y platos comunes sobre las estanterías de Les Amis. SANTIAGO MILLÁN.

Sellamos la carne de solomillo en la sartén. SANTIAGO MILLÁN.

La paleta para la carne y la cuchara para la mantequilla. SANTIAGO MILLÁN.


Chef rociando el solomillo de mantequilla. SANTIAGO MILLÁN.

Se emplean pinzas de acero para ayudar a exprimir con ligereza el jugo de la carne, sin sudarla en exceso. SANTIAGO MILLÁN.

Con la carne confitada y lista, se coloca encima el foie gras y ambas se riegan con elegancia de la cremosa salsa Périgueux. SANTIAGO MILLÁN.

Plato de Les Amis elaborado con la técnica kintsugi. SANTIAGO MILLÁN.

Mientras se termina de emplatar, la composición de solomillo y sus acompañamientos se mantienen calientes bajo la lámpara de calor. SANTIAGO MILLÁN.

Con precisión, el laminador desliza finas capas uniformes, liberando el aroma almizclado de la trufa, intensificado por el corte recién hecho. SANTIAGO MILLÁN.

Solomillo Rossini a la mesa. SANTIAGO MILLÁN.

Como toque de autor y complemento, Eduardo añade puré de patatas. SANTIAGO MILLÁN.

Los ayudantes, los «pinceles» de cocina. SANTIAGO MILLÁN.

En el piso superior, el bar ofrece una cuidada selección de vinos y licores para el disfrute de los clientes y como acompañamiento ideal para las obras culinarias. SANTIAGO MILLÁN.

Eduardo comparte que lo que más desea es que sus clientes se sientan acogidos: «Es como si dijéramos: “Amigos, vengan a comer a mi casa”». SANTIAGO MILLÁN.

Eduardo Llop: «Al pensar qué ingredientes van bien juntos, también transmito parte de mi personalidad o mi cariño. Cuando un cliente prueba un plato que preparo pensando en sus gustos, es mi manera de decirle que lo aprecio». SANTIAGO MILLÁN.

El uniforme marca el inicio de la jornada del chef. SANTIAGO MILLÁN.

Logo de Les Amis. SANTIAGO MILLÁN.